VISIÓN AMÉRICA LATINA

Construyendo los cimientos intelectuales para la futura civilización cristiana.

La Economía vs la Política

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Recientemente vi el informe matutino del gobierno para mantenerme al día acerca de las acciones del gobierno frente la plaga de COVID-19. El subsecretario de salud pública presentó un informe sobre el progreso del virus y las acciones del gobierno al respecto. Me pareció razonable e importante que el subsecretario mencionó el hecho de que 50% de los mexicanos viven día por día. Cualquier acción tomada por el gobierno de controlar el virus por medio de mandar a todos a aislarse en sus casas iba a impactar a este 50% duro e inmediato.

No me sorprendió que el subsecretario no dejó pasar la oportunidad de culpar a los 40 años del neoliberalismo por esta triste realidad. Siempre entra la política como aguafiestas para arruinar la objetividad. Aún la ciencia no se escapa de las distorsiones de la polémica política en nuestros días. El enfoque político está en las causas de la pobreza. ¿No será más productivo enfocarse en la creación de las riquezas?

Dado que todos los países alguna vez fueron tan pobres como los países del Tercer Mundo, lo que debe explicarse no es la pobreza sino la creación de riqueza, y las cosas que aumentan o disminuyen la capacidad de crear riqueza.¹

El elemento dejado fuera de la discusión es que la mayoría de este 50% sobrevive por la economía informal. ¿Por qué tantos ciudadanos eligen depender de la economía informal, no oficial? La definición popular actual y repetido por el subsecretario culpa a las 4 décadas de política económica neoliberal. Típico de la política, es una definición vaga que difícilmente ha llevado a una mejora real. Thomas Sowell ofrece una definición más empírica y racional del problema en su libro, Facts and Falacies.

“En muchos países del Tercer Mundo, gran parte de la actividad económica, si no la mayoría, se lleva a cabo “fuera de los libros de contabilidad oficial” debido a que los trámites burocráticos y las leyes y regulaciones de micro-gestión hacen que sea demasiado costoso hacer negocios legalmente.”²

Nunca se considera que las personas elijan no participar en la economía formal porque no pueden hacerlo y sobrevivir. ¿Por qué?

Los impuestos:

El impuesto regresivo del IVA de 16% en cada nivel de producción aumenta los precios de los bienes y servicios a niveles que aprietan el presupuesto familiar y empresarial. En la práctica para muchos no es un gasto fiscal deducible. Oficialmente, el valor neto de lo que se recauda y lo que se paga es deducible, pero el mantenimiento de la contabilidad para calcular el neto es una tarea costosa y tediosa. Por lo menos, sería más fácil y menos costoso separar la recaudación del pago del IVA. El IVA pagado debe ser parte de los costos; lo recaudado se mantiene separado pasándolo directo al gobierno.

El impuesto sobre la renta para una empresa es 35%. Sumando el IVA si no logran deducirlo, el impuesto real sube a 80% o más. En efecto, el gobierno ha hecho de las empresas sus esclavos recaudadores de impuestos sin recompensa. Sólo por la burocracia y los contadores celebran esta imposición pesada.

El Estado administrativo las leyes:

Un amigo abogado observó que cada país tiene su cosa difícil, para algunos es su geografía severa, para otros es el clima extremo. En México tenemos paisajes hermosos y el clima es agradable. Lo que es difícil en México es la ley.

Hay interminables regulaciones y licencias gubernamentales impuestas por los burócratas implacables y bien pagados. Las múltiples y complicadas reglas acerca de la nómina y los altos impuestos de la nómina incentivan el empleo fuera del sistema. También, atora el desarrollo de nuevos empleos por ser demasiado costoso. Además de los costos añadidos por el gobierno, desincentiva el ahorro del capital necesario para arrancar y sostener un negocio. Las empresas pequeñas proveen la mayoría del empleo productivo de una nación así que estos obstáculos contribuyen al problema de la economía informal y el fenómeno de tanta gente viviendo día por día.

Los impuestos considerados a niveles tiránicos en la Biblia³ y las interminables regulaciones burocráticas nunca son considerados porque son vacas sagradas moralmente justificadas como hechos para beneficiar al pueblo. Como dijo Jesús: “Los reyes de los gentiles lo dominan, y los que tienen autoridad sobre ellos son llamados ‘benefactores.’” Lucas 22:25

La ética.

Además de la ley y los impuestos, la falta de ética del pueblo mismo contribuye al problema de la pobreza. El gobierno actual quiere convencernos de que el pueblo es honesto, honrado y santo, es la élite corrupta y los funcionarios corruptos en el gobierno quienes son el problema. La falta de confianza entre los actores en la economía genera costos muy altos a la producción de bienes y servicios. Citando a Sowell:

Los niveles de honestidad, cooperación y virtud cívica entre las personas no son solo de consecuencias sociales sino también económicas.⁴

Cumplimos con nuestras promesas contractuales con las grandes agencias respaldadas por el gobierno, como la Comisión Federal de Electricidad, Telmex y los bancos, porque pueden coaccionarnos a cumplir. Por el contrario, cumplimos los contratos de persona-a-persona hasta que ya no sea conveniente hacerlo. Las promesas de estar en un lugar a tal hora y momento para realizar un servicio contratado no son creíbles porque rara vez se cumplen.

Lamentablemente, los cristianos evangélicos son especialmente conocidos por este incumplimiento de sus promesas con la familia de Dios. Nunca es culpa del que no cumple. El hermano que ha sufrido una violación de contrato es el culpable. “No es amoroso como debe ser el cristiano,” se dicen. Tal es el cristianismo evangélico antinomiano y pietista practicado por la mayoría de los creyentes evangélicos. Sobre esto, dijo Pablo, Gálatas 6:10, “Entonces, cuando tengamos una oportunidad, hagamos el bien a todas las personas, y especialmente a aquellos que pertenecen a la familia de la fe.” La CFE puede apagar sus luces, pero no son la familia de Dios. Hay que retomar la Ley de Dios como la norma de la ética cristiana.

Hacia una solución

¿Cómo enfrentamos los problemas económicos? El pensamiento económico racional es fácilmente cortocircuitado por los llamamientos a la envidia y el cambio de culpa. Tales apelaciones políticas pueden obtener votos, pero nunca mejoran la economía de las personas a las que prometen ayudar.

La economía y la política enfrentan el mismo problema fundamental: lo que todos quieren suma más de lo que hay. Las economías de mercado abordan este problema confrontando a las personas con los costos de producir lo que quieren y dejando que esas personas realicen sus propias compensaciones cuando se les presentan precios que transmiten esos costos. Eso lleva al auto racionamiento, a la luz de las propias circunstancias y preferencias de cada individuo.

La primera lección de economía es la escasez: nunca hay suficiente para satisfacer a todos los que lo desean. La primera lección de política es ignorar la primera lección de economía.

La política aborda el mismo problema haciendo promesas que no pueden cumplirse, o que pueden cumplirse solo creando otros problemas que no pueden reconocerse cuando se hacen las promesas.⁵

Un primer paso para tomar sería invitar el Estado a quitar sus manos de la economía y dejar de pretender que la riqueza viene del gobierno. El estado arruina todo lo que toca fuera de su responsabilidad para la justicia y la seguridad. Además de arbitrar los pleitos de contrato entre sus ciudadanos y de asegurar pesos justos, el gobierno no debe involucrarse en el libre intercambio económico entre sus ciudadanos. Se deben bajar los impuestos y dejar de prometer lo que no puede proveer así reduciendo el presupuesto del gobierno y la deuda nacional. Señores y Señoras funcionarios del gobierno, dejen de pretender que merecen crédito por el buen manejo de la economía. Somos una nación, no una corporación.

Fácil es culpar al gobierno para todo, pero no puede hacer lo que hace sin el permiso del pueblo. Tenemos que dejar de demandar del gobierno lo que sólo Dios puede proveer. Dejemos de codiciar lo que tiene el prójimo y votar para que el gobierno saquee al prójimo para dárnoslo a nosotros. George Orwell observó acerca de las democracias, “Un pueblo que elige políticos corruptos, impostores, ladrones y traidores no son víctimas sino cómplices.”

Echarla culpa a otros por nuestros problemas reemplaza la onerosa tarea de autoexamen y cambio con un sentido de derecho moralmente edificante. Tal es la naturaleza de cada definición política de lo que nos preocupa y es por eso por lo que la política nunca conduce a soluciones a los problemas económicos. Sólo empeoran nuestros problemas.

El cambio que anhelamos empieza con nosotros, en nuestros corazones, no en la política. Cuando el pueblo cambie, el gobierno cambiará. El pueblo puede cambiar a una nación más próspera y segura dentro de dos a tres generaciones cuando los cristianos reconocen que tenemos que trabajar para los derechos de la corona de Cristo empezando en nuestras propias vidas, familias, iglesias, carreas, trabajos y negocios.

 

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¹Thomas Sowell, Economic Facts and Fallacies (2008), locación 3431 versión Kindle
²Ibid. locación 3491 versión Kindle
³1 Samuel 8
⁴Sowell, Economic Facts and Fallacies, locación 3487
⁵ Thomas Sowell, Página de web Citas de Thomas Sowell

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