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De Piñatas y Reyes – Parte II – La Guerra Espiritual

La Guerra Espiritual

En la primera parte de esta serie (aquí) hablamos de la costumbre de la piñata. Descubrimos que siempre estamos enseñado algo si queremos o no, si creemos o no. Argumenté que la forma en que se practica la costumbre de la piñata hoy en día enseña más la avaricia que lo que era parte del catecismo católico acerca de la batalla contra la tentación. Todavía pienso mejor dejar la costumbre en el pasado. Como dijo Juan el Bautista acerca de la venida del Señor Jesucristo, “El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no produzca buen fruto será cortado y arrojado al fuego.” (Mateo 3:10). La otra opción es sacar provecho de la costumbre para enseñar a nuestros hijos acerca de la guerra espiritual.

Prefiero abandonar la piñata pero si insistimos en la costumbre, propongo usarla para enseñar la guerra espiritual.

  • La piñata representa los enemigos de Dios, nuestra batalla no está contra carne y hueso sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales (Efesios 6:12).
  • La pala representa la espada del Espíritu que es la palabra de Dios (Efesios 6:17).
  • La venda representa que libramos la batalla por fe y no por vista (2 Corintios 5:7).
  • Los dulces representan las bendiciones del Reino de Dios (Mateo 25:34) y la corona que nos espera (1 Corintios 9:25).

Observé que antes de intentar enseñar un concepto vale la pena asegurar que lo entendemos nosotros como papás. Esto es el tema de este artículo, ¿qué es la guerra espiritual? Primero tenemos que entender el concepto de espiritual y corregir algunas ideas erróneas que han infectado la iglesia moderna.

¿Qué significa espiritual?

Charlando con mi esposa, Marcy, un día acerca de la espiritualidad ella dijo, “Por años tenía la idea que la espiritualidad era una emoción de sentir la presencia de Dios. Siempre buscaba una experiencia emocional de la presencia de Dios o no me sentía espiritual. Cuando estaba triste o bajo la influencia de otra emoción negativa pensaba que no era una persona espiritual en estos momentos a pesar de que seguía atendiendo mis deberes, atendiendo a los necesitados, haciendo en muchos casos lo que la Biblia llama buenas obras. De hecho, pasaba un buen rato sin poder sentir nada, especialmente durante el cambio de vida. Descubrí que esto es falso, no es bíblico.

En la Biblia, la espiritualidad es ser guiado por el Espíritu Santo. Significa obedecer los mandamientos en las Escrituras. La persona espiritual hace lo que la Biblia dice:

“Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Romanos 8:5-7

Esto significa la aplicación de las normas cristianas, es decir la ley de Dios en la Palabra de Dios, a todas las áreas de la vida. No significa recluirnos de la sociedad y rendir el mundo a los enemigos de Dios. Significa dominio en el nombre de Cristo. La confesión cristiana es que Jesús es el Señor.

Entonces, “espiritual” no es una idea Gnóstica:[1] lo que es espiritual es bueno y lo que es material es malo. Por la nada hablo de una separación del cielo y la tierra, de lo creado del creador. La idea de espiritual en la Biblia indica poder y lo que es real pero no material. Siendo “espiritual” no significa “hecho de espíritu.” “Espíritu” no es una sustancia como un fantasma que mora en el “Cristiano espiritual.” El adjetivo, como en “hombre espiritual” o “cuerpo espiritual,” no significa etéreo, incorporal, inmaterial, de otro mundo, o aún lo paranormal. La verdadera espiritualidad toma forma mientras vivimos en este mundo en nuestros propios cuerpos obedeciendo la Palabra de Dios por medio del poder del Espíritu Santo.

El hombre espiritual crucificado con Cristo y lo que vive en el cuerpo es por la fidelidad del hijo de Dios quien le amó y dio su vida por él o ella (Gálatas 2:20). El fruto del Espíritu es concreto, palpable, y mostrado un nuestro trato hacia el prójimo (Gálatas 5:19-21). La persona espiritual cumple con la ley de Dios (Gálatas 5:13-18). La medida de la espiritualidad es las buenas obras que Dios preparó de antemano para que los hagamos (Efesios 2:10).[2]

¿Qué es precisamente la guerra espiritual?

Cuando nuestros padres, Adán y Eva, pecaron Dios hubiera estado en todo su derecho destruir toda la creación y empezar de nuevo. No sabemos porque pero decidió salvar la creación y no al instante sino sobre siglos batallando contra el mal. No es una guerra entre iguales. Satanás depende de Dios por su existencia y no puede hacer nada que Dios no permite. Lo más espantoso de todo esto es que Dios nos ha invitado a ser parte de su gran, glorioso y victorioso ejército.

Todas las características arriba mencionadas del concepto “espiritual” aplican a la guerra espiritual. Cuando decimos que “nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes (gobernantes) de este mundo de tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes (Efesios 6:12) no quiere decir que es con exorcismos y batallones de los Cazafantasmas.

Hay un enlace estrecho entre lo invisible (espiritual) y lo visible (material). El poder que gobierna lo material, la creación, es precisamente espiritual, Dios mismo. No es sólo el Dios que creó el universo sino es también el Dios que lo sostiene, se llama su providencia. Vivimos en un universo íntimamente personal. “Aun antes de que haya palabra en mi boca, oh SEÑOR, Tú ya la sabes toda. Por detrás y por delante me has cercado, y Tu mano pusiste sobre mí,” dijo David (Salmo 139:4, 5). ¿Creemos que Dios sabe todo y está tan cerca solamente a los creyentes? Está igual de cerca a los que rebelan contra Él.

La guerra contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes es el origen de los conflictos en nuestras familias hasta las guerras entre las naciones. Aun cuando la guerra espiritual brota en una guerra en la esfera física, el origen del conflicto está en la guerra entre Dios y sus enemigos, los potestades y poderes en este mundo en tinieblas. Las victorias y derrotas en esta guerra son gobernadas por la soberana voluntad de Dios para sus propósitos buenos y santos.

Las batallas y pruebas materiales pueden ser la mano del juicio de Dios (Levítico 26:17; Deuteronomio 28:25) tanto como una bendición a los victoriosos (Levítico 26:7, 8; Deuteronomio 28:7). Dios usa las naciones malignas como su instrumento de juicio (Habacuc 1:5-11) y luego los destruye por la mano de otras naciones y muchas veces pueblos igual malignos (Habacuc 2:1-14). “Las naciones y las ciudades se destrozaban unas a otras, porque Dios las castigaba con toda clase de calamidades,” (2 Crónicas 15:6).

La dinastía del Rey David es un excelente ejemplo de la relación estrecha entre lo espiritual y lo material. En la Parte III de esta serie vamos a introducir un estudio de estos reyes por medio de un análisis de esta historia presentada en 2 Crónicas.

Autor: Roger Oliver



[1] gnosticismo (también nosticismo) n. m. Doctrina religiosa esotérica y herética que se desarrolló durante los primeros siglos del cristianismo y que prometía a sus seguidores conseguir un conocimiento intuitivo, misterioso y secreto de las cosas divinas que les conduciría a la salvación. Diccionario General de La Lengua Española Vox. Barcelona: VOX, 1997. La secta La Luz del Mundo con su sede principal en Guadalajara está basada en esta herejía antigua del gnosticismo.

[2] Gracias a Gary DeMar y su artículo, “What is True Spirituality?”

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