VISIÓN AMÉRICA LATINA

Construyendo los cimientos intelectuales para la futura civilización cristiana.

Libro El Paraíso Restaurado – Parte XIV

Los objetos de adoración anteriores eran variados e incontables; cada lugar tenía su propio ídolo y su así llamado dios de un lugar, no podía pasar a otro para poder persuadir a la gente de ahí para que lo adoraran, sino que apenas era reverenciado por los suyos. ¡En realidad no! Nadie adoraba al dios de su vecindario, sino que cada hombre tenía su propio ídolo y pensaba que era el señor de todo. Pero ahora sólo Cristo es adorado, como el Único y Mismo entre todos los pueblos en todo lugar y lo que la debilidad de los ídolos no pudo hacer, esto es, convencer aún a aquellos habitando muy cerca, Él los ha afectado. Él no sólo ha persuadido a los cercanos, sino que literalmente al mundo entero para adorar a uno y al mismo Señor y a través de Él al Padre.

Atanasio, En la Encarnación [46]

 

14- LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL

La antigua Israel había sido excomulgada, cortada del pacto por medio del juicio justo de Dios. En lo superficial, esto presenta un grave problema: ¿Qué acerca de la promesa de Dios a Abraham, Isaac y Jacob? Dios había jurado que Él sería el Dios de la simiente de Abraham, que el pacto sería establecido con la simiente de Abraham “en sus generaciones por pacto perpetuo” (Génesis 17:7). Si la salvación se había pasado de los judíos a los gentiles, ¿qué dice eso acerca de la fidelidad de Dios a Su palabra? ¿Hay algún lugar para Israel como pueblo en la profecía?
Estas preguntas serán respondidas en su mayoría directamente en las Escrituras por el Apóstol Pablo en Romanos 11.

 

El Rechazo de Israel no es Total

Dios nunca rechazó completamente al pueblo de Israel, Pablo señala. Después de todo, el mismo Pablo era “un Israelita, un descendiente de Abraham de la tribu de Benjamín” (v.1) y Pablo no es un caso aislado. De hecho, como él lo muestra, es consistente con la historia de Israel que sólo unos cuantos fueron verdaderamente creyentes en la fe Bíblica. Como un ejemplo, cita la historia de Elías (1 Reyes 19), quien se quejó con Dios de que él era el único Israelita fiel que quedaba. Dios reprendió a Elías con la declaración de que Él se había reservado siete mil fieles en Israel para Él, hombres que no habían doblado su rodilla ante Baal. De manera similar, dice Pablo, “así también aún en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia” (v.5). En su gracia soberana Dios ha escogido salvar algunos de Israel, aún cuando Él ha condenado a Israel como un todo, “Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado, pero los escogidos sí lo han alcanzado y los demás fueron enfurecidos” en su incredulidad, como el Faraón impío de Egipto (v.7; cf. 9:14-18). Para la mayoría del pueblo de Israel, “Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy” (v.8; cf. Hechos 28:25-28). Sobre los excomulgados del pacto vendrán las maldiciones del Antiguo Testamento: “Sea vuelto su convite en trampa y en red, en tropezadero y en retribución; sean oscurecidos sus ojos para que no vean y agóbiales la espalda para siempre (v.9-10). Sin embargo, Dios todavía tenía Sus elegidos entre el pueblo de Israel. Como Pablo, ellos serían salvos. El rechazo de Dios a Israel no fue total.

El Rechazo de Israel No es Definitivo

No sólo es cierto que siempre habrá una minoría fiel entre Israel, sino que la palabra de Dios también enseña que algún día una mayoría entre el pueblo de Israel será salvo. El pueblo de Israel, como un todo, se volverá a la fe de sus padres y reconocerá a Jesucristo como Señor y Salvador. Su caída en la apostasía no es permanente, dice Pablo. Porque así como su excomunión dio como resultado la salvación de los gentiles, la salvación de los gentiles algún día resultara en la restauración de Israel: por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?… Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?” (v.11-15).

Por lo tanto, el orden de los eventos parece ser de la siguiente manera:

1. La apostasía de los judíos dio como resultado la salvación de los gentiles.

2. La salvación de los gentiles algún día ocasionará la restauración del pueblo de Israel y finalmente,

3. La restauración de Israel provocará un avivamiento mucho más grande entre los gentiles, el cual (comparado con todo lo anterior) será de mucha mayor “riqueza” (v.12) como “vida entre los muertos” (v.15).

 

El Olivo

Desde el principio, Dios siempre ha tenido Su pueblo de pacto. La iglesia del Nuevo Testamento simplemente es la continuación de la verdadera “Israel de Dios” (Gálatas 6:16), después de que el Israel falso había sido cortado. Pablo muestra cómo esto sucedió utilizando una ilustración: los gentiles creyentes fueron “injertados” en el tronco del pueblo de Dios, mientras que las ramas Israelitas fueron desgajadas.

Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. (Romanos 11:17-22)

Aquellos que son infieles y desobedientes al pacto son cortados, mientras que aquellos que creen son injertados. Esto contiene una advertencia importante a todos los que profesan la religión Cristiana, para continuar en la fe. Los judíos que abandonaron a su Señor no podían reclamar la bendición y el favor de Dios, y, como Pablo lo señala, lo mismo es verdad para los cristianos gentiles. Dios requiere obediencia y perseverancia, como Calvino dijo, una vida de continuo arrepentimiento. “Miren, hermanos, que no haya en ninguno de ustedes corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhórtense los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio” (Hebreos 3:12-14).

Pero el rechazo de Israel no es el capítulo final de su historia. Aunque el cuerpo de Israel fue excomulgado por incredulidad, la restauración al pacto vendrá a través del arrepentimiento y la fe: “Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?” (v.23-24). Note con cuidado que el texto no sólo dice que Dios puede restaurar a la Israel “natural,” sino que Él lo hará. Este punto está reforzado en los versículos siguientes:

Porque no quiero, hermanos, que ignoren este misterio, para que no sean arrogantes en cuanto a ustedes mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados (v.25-27).

Como vimos anteriormente, Dios endureció al pueblo de Israel con incredulidad (v.7-10). Pero este endurecimiento sólo era temporal, porque Israel como un todo regresará al Señor, como Pablo lo afirma en otra parte:

Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará (2 Corintios 3:14-16).

El endurecimiento judicial y el rechazo de Israel no va a durar por siempre. Algún día el velo será quitado y el pueblo completo se convertirá otra vez a la fe verdadera. Pero Israel no regresará hasta que la plenitud de los gentiles haya entrado – en otras palabras, hasta que los gentiles en conjunto se hayan convertido a Cristo (compare el uso de la palabra “plenitud” en los versículos 12 y 25). Y por tanto, después de la conversión en masa de los gentiles, todo Israel será salvo, en cumplimiento a las promesas de Dios a Su pueblo antiguo. Aunque Israel ha sido infiel, Dios permanece fiel a Su pacto. Israel ahora es un enemigo del evangelio, no obstante Dios todavía lo ama por causa de sus padres. Los privilegios que Él les otorgó no han sido quitados para siempre y debido a Sus promesas, el llamado de Israel en el pacto finalmente es irrevocable (v.28-29). Pablo repite la lección básica: “Pues como ustedes también en otro tiempo eran desobedientes a Dios, pero ahora han alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a ustedes, ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos” (v.30-32).

Resumen

Nuestro estudio en Romanos ha sido necesariamente breve. Aquellos quienes deseen un estudio más a fondo deberían consultar los comentarios de Roberto Haldane, Matthew Henry, Charles Hodge y John Murray, así como la extensa exégesis del trabajo importante de Iain Murray, The Puritan Hope/La Esperanza Puritana. Sin embargo, los siguientes puntos han surgido claramente de la revisión del texto:

1. Todo el mundo gentil se convertirá a la fe en Jesucristo. La multitud de los gentiles entrarán en el pacto y hasta que la conversión de los gentiles alcance su punto de “plenitud” (una palabra que significa completo o total, v.25).

2. La Israel genética se convertirá a la fe en Jesucristo. Mientras que siempre habrá algunos Hebreos que se vuelvan Cristianos, el pueblo judío como conjunto sólo se convertirá después de la conversión de los gentiles (v.11-12, 15, 23-27). Esto significa que la clave para la conversión de Israel es el cumplimiento previo de la Gran Comisión (Mateo 28: 19-20), la salvación de las naciones.

3. No todo individuo gentil o judío se convertirá. La conversión tanto de Israel como de los gentiles será análoga al rechazo de Israel. Aunque Israel en conjunto fue cortado del pacto, algunos judíos han continuado en la fe verdadera (v.17). Aún así, cuando los gentiles e Israel se conviertan como un conjunto, esto no significa o requiere que todos hasta el último individuo en cualquier grupo se convertirá en Cristiano. Siempre habrá excepciones. Pero así como la mayoría aplastante de judíos rechazó a Cristo cuando Él vino, así la mayoría aplastante tanto de judíos como de gentiles será injertada en el tronco de la fe del pueblo de Dios.

4. La conversión tanto de judíos como gentiles sucederá a través de medios normales de evangelismo en esta época. No se dice nada aquí acerca de un evento de cataclismo – como la Segunda Venida – que dará como resultado una conversión masiva. La conversión a larga escala del mundo ocurre cuando el evangelio es predicado a las naciones; de hecho, precisamente este pasaje niega categóricamente otra forma de conversión (10:14-17). La inserción de la Segunda Venida dentro de este pasaje por algunos escritores es completamente especulativa y errónea. El texto completo demanda que se lleve a cabo la conversión del mundo como la continuación normal del proceso que ya está operando, como una sencilla lectura de los versículos 11-32 indica claramente. Como Charles Spurgeon dijo: “Yo personalmente creo que el Rey Jesús reinará y los ídolos serán completamente abolidos, pero espero que el mismo poder que puso de cabeza al mundo una vez todavía continúe haciéndolo. El Espíritu Santo nunca sufrirá el que pese sobre Su santo nombre la imputación de que Él no fue capaz de convertir al mundo.”

5. La razón de la conversión de Israel serán los celos. Los judíos verán a todas las naciones gentiles a su alrededor, felices disfrutando de las bendiciones del pacto prometidas al pueblo antiguo de Dios; ellos verán que la misericordia de Dios ha sido extendida por todo el mundo y tendrán celos (v.11, 31; cf. 10:19). Una vez más, esto no será el resultado de un evento de cataclismo (como el del Rapto), porque es la continuación de un proceso que ya estaba operando en los días de Pablo (v.14). Los judíos (como Pablo mismo) ya se estaban convirtiendo a través de estos celos santos y Pablo esperaba restaurar a otros de la misma manera. Pero él señala un día en el futuro cuando esto sucederá a gran escala y los judíos como un pueblo regresarán a la fe.

6. Los judíos convertidos, en cada época, pertenecen a la Iglesia de Jesucristo; ellos no son un grupo aparte. No existe como tal algo como un “Hebreo Cristiano,” como tampoco hay categorías Bíblicas separadas de “Cristianos Indios,” “Cristianos Irlandeses,” “Cristianos Chinos,” o “Cristianos Estadounidenses.” La única forma en la que los gentiles son salvos es por medio de ser injertados en el único “olivo,” el pueblo fiel al pacto (v.17-22). Y la única forma en la que un judío es salvo es por medio de hacerse miembro del pueblo de Dios (v.23-24). No hay diferencia. Por medio de Su obra terminada, Cristo “hizo de ambos pueblos uno” (Efesios 2:14). Los creyentes judíos y gentiles han sido unidos “en un cuerpo,” la Iglesia (Efesios 2:16). Hay una salvación y una Iglesia, en la que todos los creyentes, independientemente de su herencia étnica, se vuelven hijos de Dios y herederos de las promesas de Abraham (Gálatas 3:26-29). La creación de una distinción especial de judío-gentil dentro del cuerpo de Cristo es finalmente una negación del evangelio.

7. Israel no será restaurada como un Reino (Mateo 21:43; 1 Pedro 2:9). La Biblia promete la restauración de Israel como un pueblo, pero no necesariamente como un Estado; nada obliga a que ambas cosas vayan juntas. No obstante, aún asumiendo que todavía exista un Estado de Israel cuando los judíos se conviertan, Israel simplemente será una nación Cristiana entre muchas, sin ninguna posición especial. La gente de la Israel genética será parte del árbol de la vida de pacto, pero ya no sigue habiendo ninguna importancia religiosa perteneciendo a Palestina. Todo el mundo se volverá el Reino de Dios, con todas las naciones poseyendo igualdad dentro de ese Reino.

“En aquel día Israel será tercero con Egipto y Asiria para bendición en medio de la tierra, porque el Señor de los ejércitos los bendecirá diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto y el Asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad” (Isaías 19:24-25).

8. La conversión de Israel dará como resultado una era de gran bendición para el mundo entero. Habrá cumplimientos aún más grandes de las promesas de pacto, una abundancia desbordante de riquezas Espirituales, tanto así que, comparado con el estado anterior del mundo, este será como la vida de los muertos (v.12,15). Esto es cuando las promesas Bíblicas de las bendiciones terrenales del Reino alcanzarán su cumplimiento más completo y más alto. El Monte Santo de Dios habrá abarcado el mundo y “la tierra será llena del conocimiento del Señor como las aguas cubren la mar” (Isaías 11:9).

Aquí puedes leer el libro completo del el Paraíso Restaurado.

Te podría interesar...